“Solamente aquel que da la propia vida la salvará”. Recordando esta enseñanza de Jesús, el Papa ha indicado una responsabilidad: la del amor que compromete a hacer de la propia vida un don para los demás”. El acto de amor de la donación de órganos -ha añadido- es un genuino “testimonio de caridad que mira más allá de la muerte para que venza siempre la vida”.
“La donación de órganos es una forma peculiar de testimonio de la caridad. En un periodo como el nuestro, a menudo marcado por diversas formas de egoísmo, es cada vez más urgente comprender cuan determinante es entrar en la lógica de la gratuidad para una correcta concepción de la vida”.
A una correcta medicina de los trasplantes le corresponde a una ética de la donación, que exige por parte de todos dice el Papa “el compromiso para invertir todos posible esfuerzo en la formación y en la información”. “ahuyentando si es necesario, prejuicios y malos entendidos. “La vía maestra a seguir -ha concluido el Papa- debe ser la difusión de una cultura de la solidaridad abierta a todos”.
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